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Seguro que desde pequeño has notado las arrugas en tus dedos después de pasar algún tiempo en el agua. Quizás tu madre te decía que era una señal para salir del agua. Pero la realidad es diferente.
Hasta los científicos han estudiado la formación de arrugas en los dedos y han encontrado algo interesante. Durante mucho tiempo se ha pensado que se trata de una reacción mecánica de la piel. Pero esto fue refutado por personas que tienen problemas de nervios dañados. A ellos las yemas de los dedos no se les arrugan. Por tanto, este hecho apuntaba a que se trata de una reacción involuntaria del sistema nervioso autónomo, el mismo que controla, por ejemplo, la respiración, el ritmo cardíaco o la sudoración.
Toda la superficie de la piel está formada por células proteicas muertas llamadas queratina. Si esta capa de queratina se deja en el agua durante mucho tiempo, atrae el agua y comienza a hincharse. Sin embargo, la formación de las arrugas sólo comienza cuando los vasos sanguíneos bajo la piel empiezan a contraerse. Durante este proceso, la capa inferior de la piel humana también se contrae, dando lugar a la formación de arrugas. ¿Y por qué aparecen sobre todo en las palmas de las manos y plantas de los pies? La respuesta es sencilla: la capa de células muertas, la queratina, es más gruesa aquí.
Este proceso mejora la adherencia de la piel. Esto significa que podremos agarrar mejor los objetos mojados o húmedos. Entre las arrugas se formarán canales que drenan el agua y actúan como antideslizantes. Este fenómeno puede compararse con el dibujo de un neumático, por ejemplo. Los investigadores llevaron a cabo un experimento en el que los voluntarios cogieron objetos secos y húmedos de diferentes tamaños con las manos en condiciones normales y después de una inmersión de 30 minutos en el agua.
Los científicos también han observado una relación con el desarrollo evolutivo. Los dedos arrugados ayudaban a nuestros antecesores a recoger alimentos de la vegetación húmeda o de diversos manantiales y fuentes de agua. Y la piel arrugada de sus pies les facilitaba el desplazamiento en la lluvia. Además de los humanos, los macacos y sin duda otras especies de animales también pueden tener la piel arrugada. Pero esto aún no se ha investigado.
Ahora que sabemos que la piel arrugada no es una razón para abandonar el tan deseado baño, podemos buscar formas de hacerlo aún mejor. La manzanilla es una buena hierba para añadir al agua de la bañera, pero también puedes añadir agripalma, caléndula o lavanda. Todas estas hierbas son beneficiosas para la piel, la circulación y los nervios. Si prefieres que tu baño sea más refrescante que relajante, puedes utilizar los poderes de la menta o la hierba de limón. La corteza de sauce ayuda a combatir el dolor y el agotamiento.
Los baños de todo tipo son mucho más beneficiosos de lo que creemos. Esperamos que dejes de preocuparte por la piel arrugada de tus dedos y disfrutes al máximo de tu tiempo en la bañera.